Organizados por la Delegación diocesana de Familia y Vida, y las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret. Estos encuentros se celebrarán un sábado al mes en el Seminario Mater Dei y finalizarán en junio de 2022.
El objetivo de estos Encuentros mensuales es que los matrimonios puedan tener un espacio de calidad para orar ante el Señor, profundizar en los diversos aspectos de su vida conyugal a la luz de los ejemplos de la Escritura y mejorar la comunicación entre ellos. Así mismo, los participantes tendrán ocasión de conocer y compartir con otros matrimonios sus inquietudes, alegrías o preocupaciones para generar un verdadero ambiente de caridad entre todos. Los hijos de los matrimonios participantes tendrán sus propias actividades desarrolladas en el mismo complejo del Mater Dei por tutores del equipo “Teen Star”.
Se celebrarán un total de 10 encuentros en los que se desarrollarán varios temas a partir de la historia de algunos matrimonios de la sagrada escritura: El origen y el propósito del Matrimonio (Adán y Eva); La importancia de la fe en las crisis matrimoniales (Abraham y Sara); El riesgo de amar (Ruth y Booz); El don de la es`posa sensata y hermosa (Abigail y Nabal); La sexualidad. El lenguaje del amor( Tobias y Sara); El amor es más fuerte que la infidelidad (Oseas y Gomer); El matrimonio que pone su confianza en Dios (Zacarías e Isabel); No hay puertas cerradas o secretos para el Espíritu Santo ( Ananias y Safira); El ejemplo de la hospitalidad (Aquila y Priscila); El matrimonio es cosa de tres: Dios, él y ella (La Virgen María y San José).
Estructura de los encuentros
Cada sesión comenzará con una charla de unos 30 minutos sobre el tema asignado al ponente. Durante la misma se desarrollarán los puntos principales de la historia de estos matrimonios de la Escritura y qué enseñanza trasmiten para los matrimonios hoy. Tras la misma, se entregará a los participantes un texto significativo de cada charla con algunas preguntas para poder orar y reflexionar sobre ese tema en grupo y también de forma personal a cada matrimonio. Se trata de verse reflejado en esas preguntas, para poder confrontar la propia vida conyugal con el aspecto/s que nos propone la Palabra de Dios encarnada en esos ejemplos de matrimonios. Así mismo, se incluirán o sugerirán algunas referencias de lecturas adecuadas para seguir con esa reflexión en casa hasta el siguiente encuentro. Tras un breve descanso los participantes podrán interiorizar el contenido de la charla en oración ante el Santísimo Sacramento durante unos 15 minutos.
A partir de las sugerencias del ponente, los matrimonios podrán trabajar en grupos durante unos 30 minutos y exponer ante el resto una síntesis. Las sesiones finalizarán con la bendición a los cónyuges con el Santísimo Sacramento.
«Permaneced en mi amor»
La iconografía que se ha utilizado para estos encuentros simboliza el encuentro matrimonial de los esposos entre sí y con Cristo. De hecho, de los perfiles unidos de los esposos se puede visualizar el rostro de Cristo, que les habla: “Permaneced en mi amor” (Juan 15, 9b). Cristo permanece en los esposos, y ellos, como matrimonio, permanecen en su amor a través del diálogo entre ellos y con él. El rostro de Cristo no tiene por qué visualizarse a primera vista. Al igual que en la vida cotidiana, a veces es difícil ver a Cristo en nuestro matrimonio. Cristo se revela gradualmente, no se impone, pero está ahí. La cruz inscrita en un halo, de acuerdo con los principios de la iconografía bizantina, hace que este icono sea claramente cristocéntrico. Los brazos de la cruz se colocan a la altura de las cabezas de cada cónyuge. Llevan la cruz juntos, pero cada uno de ellos la experimenta individual y personalmente. El icono representa una realidad simbólica y mística al mismo tiempo. La tranquilidad y la paz espiritual que se alcanza en un matrimonio basado en el amor puro, la dignidad de las personas representadas en el icono, que nos ayudan a entablar un diálogo fructífero y así mismo también son fruto de tal diálogo.
El icono simboliza el matrimonio tal como nos lo muestra Jesús «no son dos, sino una sola carne» (Mt 19,6), en sentido espiritual y físico. Simboliza la comunión de las personas y el sacramento del matrimonio como un don de Cristo, que se realiza a través del diálogo,perfeccionando así el amor humano de los esposos, reforzando su unidad indisoluble y santificándolos en el camino hacia la vida eterna.
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